Cierre de temporada (III)

Aparte de los corredores mencionados anteriormente, que ya contaban con victorias importantes en su palmarés, otros ciclistas han logrado en 2009 éxitos que no habían saboreado durante su carrera. Corredores como Andy Schleck, Cadel Evans, Boasson-Hagen o Carlos Barredo han logrado victorias individuales que les hacen confirmarse como ciclistas punteros y, en algunos casos, como alternativas al dominio establecido por algunas de las estrellas del momento.

El luxemburgués Andy Schleck ha dado el salto de calidad que se le presuponía al principio de la temporada. El joven de Saxo-Bank ya había conseguido buenos resultados en grandes vueltas por etapas como el pódium en el Giro de 2008 (aún en su etapa de T-Mobile) y el maillot blanco de mejor jóven en el Tour de Francia de 2009. Pero los mejores resultados del menor, y mejor, de los hermanos han llegado este año.

Su primer gran éxito llegó en la Lieja-Bastogne-Lieja, una victoria que para muchos ciclistas justifica toda una carrera deportiva. Pero la progresión de este corredor no ha quedado ahí, sino que su podio en el Tour le confirmó como el gran rival de Alberto Contador en las vueltas por etapas a partir de ahora. Su segundo puesto en Francia, dejando un gran sabor de boca en los aficionados, le permite afrontar la próxima temporada con el único objetivo de tratar de dar la sorpresa en la Grand Boucle.

Durante estos últimos meses se llegó a especular con una importante oferta del equipo de Armstrong, el Radio Shack, para incorporarle a sus filas. Parece que la táctica del tantas veces ganador del Tour, sí, pero de pocas cosas más, sigue siendo la misma que hace años, incorporar a los corredores que despuntan con sueldos mareantes para quitarse rivales de en medio. Por suerte, en Andy Schleck ha prevalecido su ambición por llegar a ser alguien en esto del ciclismo y no ha renunciado a ello a cambio de un puñado de dólares, como hicieron Roberto Heras o Levy Leipheimer.

Otro de los corredores que ha logrado este año la victoria más importante de su carrera ha sido Cadel Evans. Pero no pintaba muy bien el año para el ciclista australiano al acabar el verano. No se le recuerda un Tour de Francia tan malo como el de este año, en el que nunca peleó por un puesto de honor ni por victorias parciales de etapa. Se vuelve a confirmar que el corredor que llega “súper” de forma al Dauphiné Libéré, acaba perdiendo gas en el Tour de Francia. Le pasó en varias veces a Iban Mayo y le ha ocurrido también a corredores como Valverde o el propio Evans.

Para resarcirse de su actuación en las carreteras francesas, optó por disputar la Vuelta a España, que habría ganado de no haber sido por el famoso pinchazo de La Pandera donde perdió todas sus opciones. Finalmente acabó tercero tras Valverde y Samu aunque lo mejor estaba por llegar.

Tantas veces criticado por su falta de ambición y por los pocos riesgos que tomaba al no atacar nunca, el “aussie” supo aprovechar mejor que nadie el caos que reinó en la parte final de la prueba de ruta del Mundial de Mendrisio. Una carrera que se puso muy de cara para la selección española, pero que no supo controlar y permitió a Evans convertirse en el primer ciclista australiano que gana un mundial en toda la historia. La excesiva fijación de los españoles en Cancellara, cuando tenían tres opciones para dominar la carrera, le permitió vestirse con el maillot arco-iris.
Por si fuera poco, recientemente se ha conocido su fichaje por el equipo de nueva creación BMC. Pese a que tendrá compañeros de renombre como el anterior campeón mundial, Alessandro Ballan, el holandés Karsten Kroon o el alemán Marcus Burghardt, lo cierto es que no parece un equipo preparado para ayudar a Evans en una gran vuelta por etapas. El australiano vuelve a toparse con el mismo problema que tenía en su anterior equipo, el Silence-Lotto. De hecho, su marcha sorprendió a todos al producirse días después de que la escuadra belga incorporase al español Dani Moreno que junto a Van Den Broeck, e incluso Thomas Dekker, formaba un grupo de ciertas garantías para ayudarle cuando hubiesen llegado los temibles puertos franceses. Nunca en su estancia en el equipo belga había estado tan bien rodeado. El veteranísimo George Hincapie parece ahora escasa ayuda para Evans.

Aparte de estos dos ciclistas, y del ya mencionado Boasson-Hagen, el asturiano Carlos Barredo ha conseguido confirmar los buenos augurios que sobre él se cernían a lo largo de estos años. En el mes de Agosto, bajo el diluvio que aquel día soportó la ciudad de la Concha, logró el éxito más importante de toda su carrera al cruzar en primera posición la línea de meta de la Clásica de San Sebastián. Ya desde juvenil había sido uno de los ciclistas españoles con mejor cartel, pero, la falta de victorias durante sus primeros años como profesional, hicieron surgir una serie de dudas que ponían en entredicho su futuro. De hecho, Barredo tuvo que emigrar y correr en el Quick-Step, un equipo que se adapta más a sus características de clasicómano.

En la prueba donostiarra demostró que estamos ante un corredor muy válido para las clásicas de un día. Tras marcharse en solitario junto a Luis León Sánchez (Caisse d´Epargne) haciendo un gran derroche de fuerza en la subida a Arkale, supo tener una gran sangre fría al ser cazado por el trío de corredores que venían por detrás. A sabiendas de que era más lento que todos ellos en una llegada en grupo, el italiano Pozzatto también se unió al grupo metros después, Barredo volvió al ataque consiguiendo fugarse con el checho de Liquigas, Roman Kreuziger. Su gran estado de forma quedó de nuevo patente al batir a su adversario cómodamente al sprint.

Además de esta victoria, hay que destacar también su formidable actuación en el Mundial de ruta de Mendrisio, haciendo una gran labor de equipo pese a que finalmente no se pudiera conseguir la victoria.