lunes, 23 de noviembre de 2009

Una competición cada vez más devaluada


Viendo las distintas jornadas de esta primera fase de la Euroliga de baloncesto, nos encontramos con los mismos problemas de años anteriores: pabellones medio vacíos, baja intensidad en el juego, sobre todo por parte de los equipos grandes, encuentros totalmente desnivelados, escasa emoción y paupérrimas audiencias de televisión. ¿Esta es la alternativa para evitar la llegada de la NBA a Europa? El miedo existente a que las grandes potencias europeas abandonen las competiciones FIBA para unirse a la gran liga americana debería ser una razón importante para tratar de revalorizar la gran competición continental a nivel de clubes. Pero, últimamente, este torneo sólo tiene interés durante los últimos meses de competición. Es en estos meses cuando la afición acude en masa a las canchas, los equipos no pueden permitirse un error, los partidos se viven con gran intensidad, tanto en la pista como en la grada, y donde las audiencias de televisión sitúan al deporte de la canasta en el lugar que se merece.

Las críticas al sistema de competición no surgen de la noche a la mañana. Los aficionados al baloncesto llevamos años criticando un sistema nada atractivo para el espectador. Toda la primera fase supone una carga de partidos innecesarios donde los favoritos juegan sin ninguna tensión; saben que pueden fallar, pues no caerán eliminados. Es imposible eliminar las dos rondas de liguilla, primera fase y Top 16, pero sí que es necesario deshacerse de, al menos, una de ellas.

En la actualidad nos encontramos con este modelo: una primera fase de 4 grupos compuestos por 6 equipos cada uno, con cuatro plazas para la siguiente ronda en juego. Posteriormente llegamos al Top 16, ronda en la que los dieciséis clasificados se reparten en 4 grupos de 4 equipos cada uno, con dos plazas para la siguiente ronda en juego.
Los ocho mejores de la competición se juegan su plaza en la Final Four, con cuatro enfrentamientos directos bajo el sistema de Play-Off a cinco partidos. Finalmente, los cuatros vencedores se dan cita en el fin de semana más importante del baloncesto europeo que corona al mejor equipo del continente.

Según esto, vemos como los clubes más importantes llegarían al Top 16 sin despeinarse. ¿Es realmente útil esa primera ronda? ¿Por qué perder esos cuatro primeros meses en partidos sin emoción alguna?

Por si fuera poco, observando los resultados de años anteriores, los equipos que quedan apeados a las primeras de cambio suelen pertenecer, casi siempre, a los mismos países. Especialmente sangrante es el caso francés. La liga gala aporta cada temporada a tres equipos que año tras año hacen el RIDÍCULO siendo eliminados en la primera ronda. En los últimos años también era habitual ver a los italianos marchándose a casa demasiado pronto, con la excepción del Montepaschi de Siena. Si bien, los transalpinos van despertando poco a poco y equipos como Armani Jeans Milano y Lottomatica de Roma progresan y logran resultados acordes con la tradición baloncestística del país.

Viendo la gran cantidad de equipos franceses, ¿no hay sitio para un segundo equipo israelí, un segundo equipo lituano o un tercer equipo ruso? El Khimki ha tenido que esperar a esta temporada para poder conseguir el billete directo, tras años y años viendo como el subcampeón ruso tenía que disputar la segunda competición europea y los penosos equipos franceses gozaban del beneficio de la Euroliga. El Lietuvos Rytas lituano, por su parte, se ganó su derecho a través de su victoria en la segunda competición continental.
Otros equipos como el campeón alemán o el campeón esloveno (Olimpia de Ljubiana casi siempre) también suelen caer a las primeras de cambio; aunque en su caso se trata de los campeones de cada país.

También es sangrante el proceso de selección de los equipos españoles. ¿Qué es eso de los cupos? ¿Un modelo para cargarnos a los equipos que intentan dar guerra a Madrid, Barça, Unicaja y Caja Laboral? Es de perogrullo que a la máxima competición continental tienen que acudir los cuatro primeros clasificados de la liga local. Ni más ni menos. Todo lo demás es manipular la competición. Poniéndonos en la piel de una empresa española...¿cómo va a inyectar dinero en una plantilla como la del Joventut o el Valencia, si sabe que no puede aspirar a jugar la Euroliga en un futuro próximo?

Para finalizar, un modelo que para mí daría bastante más interés sería el siguiente. Una primera ronda de grupos con 4 equipos en cada uno y dos plazas en juego. Y desde ahí, ir pasando ronda a ronda mediante un sistema de Play-Off a cinco, o tres, partidos hasta llegar a la Final Four.

De esta forma, la fase de grupos sería más corta y los errores podrían pagarse caros. Una derrota inesperada ante cualquier rival pondría emoción en cualquier grupo y los favoritos no se podrían permitir fallos tontos como ahora, que puedes pasar de ronda con más partidos perdidos que ganados (caso del Prokom Trefl en 2008, pasando al Top 16 tras perder ¡9 partidos de 12!). Y, sobre todo, se evitarían las palizas que se dan ahora, pues los equipos saben que pueden dar por perdido un partido porque tienen muchos más para remediarlo.

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