Comienzó la Liga y, aunque es demasiado pronto, ya comenzamos a aventurar lo que puede ser esta temporada para unos y otros equipos. En mi primer lugar, me gustaría hablar de un equipo para el que la temporada se me antoja bastante difícil. Difícil, lógicamente, dentro de sus aspiraciones. Hablamos del
Sevilla.
El equipo presidido por el “adorado” en casi toda España
José María del Nido y dirigido por un entrenador de prestigio, a nivel provincial y poco más,
Antonio Álvarez ha comenzado la temporada de manera tormentosa. Y sí, decimos de manera tormentosa porque, aunque su marcha en Liga no es ni mucho menos crítica en apenas tres jornadas, ya se ha pegado dos batacazos en los otros dos torneos que ha disputado.
El varapalo más importante llegó en la previa de la Champions con la derrota ante el todopoderoso Sporting de Braga. El equipo portugués, que la semana pasada demostró su tremendo potencial al perder seis a cero contra el Arsenal, apeó al equipo hispalense del máximo torneo continental con una victoria sin paliativos. Superado en los dos encuentros sobre todo físicamente, el Sevilla quedaba fuera de uno de sus principales objetivos de la temporada.
El segundo batacazo vino en la Supercopa de España. Aunque es obvio que no partía como favorito, los de Antonio Álvarez regalaron el título a un Barcelona al que tuvieron contra las cuerdas tras el partido de ida. En el Sánchez Pizjuán, el equipo culé se presentó con todos sus chavales y, pese a perder, dejó una gran imagen al no ser en ningún momento inferior a un Sevilla que salió con sus mejores galas. Lo más patético sucedió una semana más tarde cuando en media hora ya había dilapidado los dos goles de renta con los que acudía al fortín barcelonista.
Estamos de acuerdo en que el Barcelona es un gran equipo, con mucha pegada y todo lo que vosotros queráis, pero el partido del Sevilla fue, sencillamente, lamentable. Sin concentración, ambición ni ese punto de agresividad necesario para defender una ventaja ante un equipo como el Barcelona, es imposible hacer nada.
Muchos dirán que no es un título importante y todas esas bobadas, pero no hay más que recordar cómo Del Nido alardeaba de las Supercopas, española y europea, conseguidas por su club hace unos años. Para el Madrid o el Barça puede que no signifique nada, pero para el resto sí porque, aunque le pese al tío de los sombreros, el Sevilla sigue siendo un equipo menor. Y para ellos, estos títulos son toda una bendición.
Pero si por algo me da mala espina este Sevilla es por cómo está construido este club para afrontar toda la temporada. En primer lugar su entrenador. Un hombre que sigue en el cargo gracias a un gol en el descuento de un juvenil en el último suspiro de la temporada pasada. Esas son todas sus credenciales, ni más ni menos. Y no sólo durante su estancia en el banquillo del Sevilla; nadie tenía noticias de Álvarez antes de que cogiera al, según su presidente, tercer mejor equipo de España. Teniendo a tiro a entrenadores como Manzano parece increíble que hayan dejado el equipo en manos de este señor.
Por otro lado tampoco me convencen las incorporaciones. Bueno, en general la confección de la plantilla. Nadie duda de que Monchi ha sido un gran ojeador y de su gran visión para los fichajes, pero lo cierto es que el nivel de aciertos en las últimas temporadas ha ido disminuyendo. El equipo se ha desprendido de casi todos sus descubrimientos y no se atisban un nuevo Alves, un nuevo Adriano o un nuevo Keita con los que sanear las cuentas del club sin debilitarlo excesivamente en la parcela deportiva. Hombres como Konko, Romaric, Negredo o Navarro no han dado el nivel que, según creo, se esperaba de ellos. Y este año aún más dudas.
Línea por línea es el Sevilla más débil en mucho tiempo. La portería parece a salvo con Palop, pero sus cantadas son cada vez más habituales. Eso sí, su calidad está fuera de toda duda.
En defensa muchas incógnitas. Navarro y Konko no han respondido todavía al porqué de sus fichajes. Además, Drago no me parece un jugador para estos niveles y Fazio debería espabilar ya porque el ser una promesa tiene sus límites. Escudé deberá echarse el equipo a la espalda y los dos fichajes para el centro, Cáceres y Alexis, llegan sin triunfar en sus equipos. De hecho, han llegado porque al no entrar en Champions, ha habido que fichar jugadores más baratos que los objetivos prioritarios, Ramis y Demichelis. Además, Dabo, aunque tenía buen cartel, ha fallado en los primero partidos y debería mejorar rápido, sino quiere verse fuera del once definitivamente.
En la medular encontramos otros dos fichajes que para mi tienen mejor pinta. Son Guarente y Cigarini. Para mí, buenas incorporaciones aunque su adaptación a nuestra Liga es una incógnita. De hecho Cigarini no era tampoco titular en el Nápoles, pero el Calcio es otro mundo. Tampoco Alfaro parece que vaya a gozar de muchas oportunidades con Álvarez, aunque para mi debería formar un tridente detrás de Luis Fabiano junto a Navas y Perotti.
Por si fuera poco, la parte de arriba no parece atravesar por su mejor momento. Kanouté es un año más viejo y sólo deja destellos de lo que fue en momentos puntuales, Negredo no me mete un gol ni a mí y Capel necesita un balón para él solito.
Como vemos, el Sevilla deberá aferrarse a la vieja guardia para salvar una temporada que se antoja dura. Los Navas, Luis Fabiano o Zokora deberán echarse el equipo a la espalda y los Perotti, Kanouté, Renato, Cigarini o Guarente aportar esa ayuda necesaria para colocar al Sevilla entre los equipos más importantes de nuestra Liga y conseguir la clasificación para la Champions, aún con Álvarez en el banquillo.
1 comentarios:
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